Retiros Congregación Mariana del Mater Salvatoris

Nuestro querido Padre Paco nos ha preparado una introducción para los retiros del año… Os recomiendo leerla con calma. Además, nos cuenta de qué van a tratar los retiros de todo este curso… vamos, un lujo!!

En la homilía durante la Santa Misa en Cuatro Vientos el Santo Padre nos planteó una cuestión decisiva:

“Son muchos en la actualidad los que se sienten atraídos por la figura de Cristo y desean conocerlo mejor. Perciben que Él es la respuesta a muchas de sus inquietudes personales. Pero, ¿quién es Él realmente? ¿Cómo es posible que alguien que ha vivido sobre la tierra hace tantos años tenga algo que ver conmigo hoy?” (Benedicto XVI. Homilía Misa Cuatro Vientos)

Efectivamente, ¿Cómo es posible? Para que tenga algo que ver conmigo es preciso que esté vivo hoy como lo estuvo entonces.

“Vemos dos modos distintos de conocer a Cristo. El primero consistiría en un conocimiento externo, caracterizado por la opinión corriente. A la pregunta de Jesús: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?», los discípulos responden: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Es decir, se considera a Cristo como un personaje religioso más de los ya conocidos. Después, dirigiéndose personalmente a los discípulos, Jesús les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro responde con lo que es la primera confesión de fe: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». La fe va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad.” (Benedicto XVI. Homilía Misa Cuatro Vientos)

Se trata este de un conocimiento interno, verdadero, real. El Señor les pregunta por su identidad acudiendo a la experiencia que tienen de El.

Durante este curso vamos a profundizar en la realidad del encuentro con Cristo. En el conocimiento interno de su Corazón. Acudiremos a la Palabra de Dios para contemplar algunos personajes que tuvieron la dicha de encontrarse con el Señor. ¿Qué les movió a ello? ¿Cuáles fueron sus inquietudes? ¿Con qué se encontraron?

Además lo vamos a hacer rezando juntos porque como decía el Santo Padre: “Quién cede a la tentación de ir por su cuenta o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él”. (Benedicto XVI. Homilía Misa Cuatro Vientos)

Se trata, por tanto, de acercarnos al Evangelio y como decía San Ignacio ver, oír, tocar, etc… Hacer la misma experiencia que hicieron ellos.

En Diciembre contemplaremos cerca de la Sagrada Familia a aquellos que buscaron a Jesús con la esperanza mesiánica: Los pastores, los magos, Simeón y Ana. A ellos les pediremos nos muestren cuál es la esperanza del congregante. (Lc 2; Mt 2)

En Enero nos acercaremos a Jericó para ver el encuentro de Bartimeo con Jesús. Este hombre que era mendigo y ciego. (Mc 10, 46-52) ¿Qué pasa si el congregante es mendigo y ciego? Bartimeo ¡ayúdanos!

En Abril nos iremos a Betania. Allí veremos a estos tres hermanos que eran amigos de Jesús. Nos sentaremos a la mesa para aprender a Servir y a Orar. También allí pediremos al Señor que a cada congregante nos saque de nuestros sepulcros, que a veces olemos un poco a podrido. (Lc 10,38-42; Jn 11, 1-44)

Finalmente, en Mayo nos acercaremos, entusiasmados, a Nuestra Madre, la Virgen, para escuchar de sus labios el programa de vida del congregante. Tres palabras suyas que hacen grande nuestra vida: Ecce, Fiat, Magnificat. (Lc 1, 26-56).

Concluyo con las palabras del Papa en Cibeles:

“Aprovechad estos días para conocer mejor a Cristo y cercioraros de que, enraizados en Él, vuestro entusiasmo y alegría, vuestros deseos de ir a más, de llegar a lo más alto, hasta Dios, tienen siempre futuro cierto, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro de vuestro ser. Hacedla crecer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia.”