CRÓNICA DEL CAMPAMENTO DE MAYORES. LIZARA 2014

Las montañeras mayores salimos del colegio el día 30 de junio por la mañana hacia el pirineo aragonés. Estábamos todas muy contentas y nerviosas por el campamento. Llegamos a Lizara por la tarde y nos acogieron fenomenal en un refugio precioso situado en el Valle de Aragüés del Puerto, todo rodeado de montañas, en el que también dormían otros montañeros.

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El primer día comenzamos con una excursión al Mesola, una vez arriba cresteamos un poco hasta llegar a nuestra meta. No fue fácil porque era la primera pero nos sirvió a todas para ponernos un poco en forma después de tantos meses de relax!

 

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Hicimos muchas más excursiones por los alrededores del refugio. Subimos el Bisaurín, el pico al que suben todos los montañeros que dormían en nuestro refugio, un 2700.

Íbamos todas muy animadas y cantando y los demás montañeros nos miraban asombrados de nuestro ánimo al subir. Tuvimos la suerte de poder celebrar Misa a mitad de camino. Al coronar la cima nos quedamos todas alucinadas con las vistas que teníamos, era un poco peligroso así que cantamos el himno y comimos sentadas sin poder levantarnos

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Y llegó la más esperada de las excursiones, la excursión “larga”. Nos dividimos en dos grupos; el primero salió muy pronto por la mañana porque le esperaban 14 horas de caminata, el segundo, que también hizo un tramo muy largo, salió poco después. Fue una excursión preciosa, con una cantidad de valles increíbles, cada vez que pasabas uno era mejor que el anterior, el último era enorme, se llamaba el valle de los sarrios, pero nosotras lo llamamos el valle del rey león, porque nos recordaba a una escena de la película. Y después del valle llegábamos al Ibón de Estanés, un ibón enorme y precioso, en el que el segundo grupo se quedó allí comiendo y el primero siguió subiendo hasta el Secús. En realidad es como si hubiéramos subido todo el campamento juntas porque somos un grupo y si sube una, suben todas, porque como nos dijeron las jefas: SI TÚ SUBES, YO TE SIGO. La vuelta desde el Secús se hizo un poco dura y cansada. Nos perdimos por la montaña porque había niebla, pero como dice la canción “para ser buen montañero hay que pasar hambre, frío y sed”. Pero sabíamos que íbamos a llegar todas sanas y salvas al refugio porque la Virgen siempre cuida de nosotras. En el refugio nos esperaba el primer grupo cantándonos canciones y a pesar de la hora que era nos esperaron para cenar.

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No todo fueron excursiones a la montaña sino que también tuvimos días de campamento en los que hicimos talleres; una cesta con papel de periódico, una maqueta del valle donde estábamos, una pancarta de SIEMPRE MÁS para el comedor y tartas. Destacó el taller de pintura que consistía en juegos por patrullas en el que acabamos todas de colores.

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Pero el taller más bonito sin duda fue un marco de la Virgen hecha con estaño.

Tuvimos este año una actividad especial: las tirolinas. Lo pasamos todas en grande, disfrutando como auténticas niñas pequeñas colgadas de los árboles. Nos montamos casi todas en los circuitos de todo el parque, caímos en una tela de araña, atravesamos tubos de rodillas, tirolinas de 9 metros de altura… Fue un día estupendo que nos sirvió además para descansar del día anterior que había sido de excursión.

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En las reuniones por patrulla aprendimos mucho; todas trataban de las bienaventuranzas, cada día nos enseñaban el significado de una y al final entendimos todas fenomenal para llevarlas a la práctica del día a día. En las veladas lo pasamos estupendamente representando de diferentes formas la vida de San Francisco Javier, ya que el tema del campamento eran las misiones que realizó. Cada día estábamos en un país distinto de los que evangelizó; teníamos un mapa en el que íbamos moviendo a San Francisco Javier según el país que tocara, y ese día todo estaba ambientado en ese sitio: India, Japón, Filipinas… Aprendimos un montón de la vida de nuestro patrono.

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Uno de los últimos días de campamento tuvimos vela de pañoletas, fue muy bonita y a todas nos acercó un montón a Dios. Al día siguiente peregrinamos hasta Javier donde nos esperaba el Cristo sonriente, allí tuvimos entrega de pañoletas, cantamos el himno y despedimos a Belén y a Mariaje con una canción, “si tú subes yo te sigo”. En el arriado final del día siguiente tuvimos la entrega de insignias y galones .

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El día en el que volvíamos paramos en el Pilar a hacer la tradicional visita a la Virgen y pudimos celebrar Misa antes de llegar a Madrid.

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