CRÓNICAS MISIONERAS

Como muchas otras constituyentes de esta gran familia, necesitaba que llegase este día. Necesitaba un día así, perfecto, inimaginable y, como siempre, sorprendente. Necesitaba ver, después de una mañana tan perfecta, esas miradas de alegría y felicidad que llenaban las caras de todas y cada una de las misioneras.

La familia roja, se reunía, como siempre lo hace una vez al mes, en el colegio a las 8:45. Algunas fueron puntuales, y otras, llegaron mas tarde. Pero cuando conseguimos juntarnos todas, fuimos a la capilla como de costumbre, para empezar bien el día ofreciéndoselo a Dios y poniéndolo en sus manos. Finalizamos este momento rezando la oración misionera, para que la Virgen hiciese de nosotras sus manos visibles en la tierra.

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«Dar hasta que duela, y cuando duela, dar todavía mas» 

 

Y sin dudarlo un momento, y con ninguna pereza en nosotras aunque si algo de cansancio, nos dirigimos hacia Leganés. Allí, nos dividimos en grupos para ir a diferentes residencias de ancianos y a un centro de discapacitados. Una vez en nuestros respectivos destinos, y con mas ganas que nunca, empezamos el día con un objetivo claro: no dejar esos lugares sin haberles sacado una sonrisa a esos ancianos y discapacitados y haberles recordado que son personas magnificas y sigue habiendo gente que confía en todos ellos.

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«Sin limite para lo grande, concentrándonos en lo pequeño».

Había muchas actividades organizadas y programadas para hacer en estos lugares. Pero como de costumbre, la providencia de Dios es la que decide e hizo cambiar nuestros planes, cambio de actividades o simplemente mantener una buena conversación con una persona que sabe mucho de la vida y que te abre los ojos y ayuda a ser agradecida. Dios siempre sorprende, cada misión es distinta. Sin embargo, como en cada misión, fue una mañana perfecta.

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En las residencias hicieron actividades tales como hacer figuras del belén o flores con propósitos que luego se ofrecieron a la Virgen. Las misioneras bailaron y hablaron con los ancianitos, que se llenaron de alegría y entusiasmo.En el centro de discapacitados, estuvimos hablando con las personas que estaban allí, algunos nos contaban qué les había pasado, cómo lo han vivido ellos, sus familias y amigos. ¡Es increíble su testimonio!. También algunas misioneras pasearon con ellos, les ayudaron a hacer cosas que solos no podían o se dejaron sorprender por los talentos ocultos de aquellas personas.

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Al acabar la mañana, nos montamos todas en el autobús rumbo al Cerro de los Ángeles, un lugar idóneo para proseguir con el perfecto día misionero que estábamos teniendo. Comimos allí y después de la reunión por grupos, dimos un paseo por ese lugar. Nos contaron que España está consagrada al Corazón de Jesús, y nos impactó ver ese gran monumento del Corazón de Jesús que por su tamaño se puede ver cómo acoge y vela por España. Nos pusimos a sus pies, y le encomendamos especialmente a estas pobres misioneras, para que Él nos ayude a dar a conocer Su corazón a todo el mundo.

En la reunión, se hablo de los grandes ideales, de vivir con los pies en el suelo y la mirada en el cielo y de la libertad entre otras tantas cosas.

«Hemos sido creados para grandes destinos, solo tenemos que comprenderlos».

Tras esta visita, nos volvimos a montar en el autobús despidiéndonos de Leganés y volviendo al colegio, donde se acababa el día misionero quedando todas, y cada una de nosotras, llenas de alegría y con las pilas recargadas al 100% para seguir llevando el rojo en nosotras durante el próximo mes hasta la siguiente misión.

Gracias a todas las organizadoras de la misión y gracias a las Madres. Gracias a Ismael, el conductor de autobús por hacer tantos trayectos y facilitarnos el día con ellos. Gracias a todas y cada una de las personas con las que compartí ese día. Pero sobre todo, gracias a Dios, El va delante y nos acompaña en cada misión, y que una vez más, hace de un día cualquiera, un día perfecto y memorable.

 

«Propio del cristiano es alegrarse más en la cruz que en el descanso».

Casilda Cernuda