Hoy hemos vivido un intenso y típico día de campamento: despertarse, la revitalizante gimnasia, el izado, la oración y el desayuno; la siempre exigente revista,quebradero de cabeza de toda patrulla, basada en el orden de las tiendas; la «vida en patrulla», con preguntas que abarcan desde el lema del día y su personaje (hoy ha tocado Don Pelayo y Semper Fidelis) hasta preguntas sobre la vida de todos los integrantes de la patrulla (qué estudia su jefe, a qué colegio van todos, cómo se llaman sus padres, etc); y creatividad, donde hoy ha destacado el recio habitáculo de ramas y piedras de la Patrulla 8 (los Matamoros) a la rana, «Gustavo», con la que la 4 (los Caballeros de María) han obsequiado a Pablo. Y, mientras unos la pasan, el resto va dedicándose a sus servicios: batida de limpieza, liturgia… Después hemos tenido taller, en el que las cajas de cartón han acabado convertidas en escudos con los que pertrecharnos en el juego final. Otro día las tunearemos. 
Tras la reconfortante comida, la siempre provechosa siesta y el Rosario a nuestra Madre, hemos comenzado la jornada deportiva, jugando por equipos de diversos nombres (de Etéreo a Súper8, pasando por el Real Hermida) a distintos deportes, con los típicos fútbol, voley y béisbol y el novedoso y exitoso «Ultimate», una especie de rugby con frisbee que se perfila como deporte estrella del campamento. Las amenazadoras nubes que nos rodeaban desde ayer han dado tregua hasta la jornada, aunque ha caído una fina llovizna,txirimiri. Agotados como estábamos nos hemos duchado y, sin más dilación, hemos celebrado la Misa con las más que simpáticas abuelitas de la Hermida, que a más de uno nos han irritado los mofletes. Ya para acabar, hemos tenido el arriado y una suculenta cena. Antes de dormir, los mayores han tenido cinefórum y los pequeños juegos nocturnos.
AMDG