Un par de semanas después de la gran nevada que cayó en Madrid, llega ya por fin la excursión de febrero, que teníamos muchas ganas porque sabíamos al cien por cien que nos íbamos a encontrar nieve. Llegamos al mater después de un pequeño madrugón y después de hacer las gestiones de papeleo de autorizaciones y saludar a nuestros jefes y amigos montañeros, nos subimos al autobús para poner rumbo a la sierra de Madrid, concretamente al parking de Cercedilla.
Una vez allí lo primero como buenos montañeros comenzamos el día calentando los músculos para no lesionarnos en la marcha, y luego calentándonos interiormente con unos puntos dirigidos por el Padre Luis, para hacer la primera media hora de caminar en oración ofreciéndosela al Señor.
Una vez calentados exterior e interiormente los jefes nos dijeron nuestras patrullas y jefe con quien íbamos a ir, y sin más dilación comenzamos a andar. El primer tramo estuvo muy bien, con un poco de pendiente, pero la disfrutamos al máximo porque hacía un mes que no subíamos la montaña. Y que mejor modo de subir el primer tramo en oración hablando con el Señor.
Luego por fin llega la primera parada, que estábamos deseando para tomar un poco de agua y un pequeño tentempié que nos habían preparado nuestras buenas y santas madres, que siempre se ocupan de tenerlo todo preparado y nunca nos fallan, aunque algunas veces nosotros les fallemos o nos portemos un poco mal con ellas.
Después de coger fuerzas y descansar un poco seguimos andando dirección a nuestra cima “La Peñota”. Nos costó un poco volver a arrancar, pero sabíamos cómo buenos Montañeros, que la Virgen María siempre nos espera en la cima para acogernos. Íbamos subiendo por en medio del bosque intentando evitar las ramas por en medio del camino.
Después de otro lago rato caminando disfrutando de la naturaleza y hablando mucho con nuestros amigos, llega la esperada segunda parada. Aunque teníamos ganas de llegar arriba, paramos para reponer un poco de fuerzas y hacer un poco de vida en patrulla con nuestros jefes y amigos.
En cuanto bebimos un poco de agua, nos levantamos y volvimos otra vez a ponernos en marcha. Según íbamos avanzando nos íbamos encontrando nieve, entonces, teníamos ganas de llegar para poder hacer la clásica guerra de bolas de nieve, en la que ya estábamos pensando a quién íbamos a lanzar, y alguno que otro se llevó algún bolazo.
Cuando estábamos llegando a la cima nos encontramos a las Montañeras, debido a la dificultad de subir y que la gente que bajaba nos decía que estaba muy difícil, nos paramos, y empezamos a hacer una guerra de bolas con las chicas que, aunque eran muchas más estaba muy reñido.
Aunque no pudimos coronar la cima por la dificultad, no fue excusa para que celebrásemos lo más importante del día, La Santa Misa Montañera en medio de la naturaleza, para dar gracias a Dios por haber podido venir y para pedir por nuestras familias y amigos.
Después de la Misa llega la hora más esperada por todos, ¡la hora de comer!, buscamos un sitio donde no hubiese mucha nieve para para comer sin pasar mucho frio, bendecimos y nos pusimos a comer, compartiendo lo que habíamos traído como buenos amigos.
En el sitio donde tuvimos la Misa nos encontramos a un perro que estaba perdido, por eso llamamos al teléfono que tenía en su collar para quedar con ellos en la estación de Cercedilla y devolvérselo a su dueño, quién, estaba muy agradecido y contento de que hubiésemos encontrado a su perro.
Después de comer, empezamos a bajar, ya que, si nos quedábamos ahí era muy probable quedar congelados. Íbamos bajando poco a poco, y sin prisa porque teníamos tiempo. Hicimos una parada para ir bajando un poco la comida y que no se nos cortara la digestión.
Seguimos un poco más y nos juntamos en medio de la bajada con los Montañeros mayores para tener el silencio de cumbres, que, aunque no coronábamos no lo podíamos dejar de hacer, porque había que dar las gracias a Dios por toda la creación y lo bonito que era el paisaje que teníamos.
Al terminar el silencio, bajamos rezando él rosario hacia donde ya nos esperaban los autobuses para volver al mater, donde tuvimos la RxP con nuestros jefes y patrulla sobre “La Cuaresma”, que ahora es muy importante tener presente, para prepararse muy bien porque Jesús se va a entregar por cada uno de nosotros y espera que en esté tiempo junto a la mano de María nos entreguemos nosotros también a los demás y hagamos pequeños sacrificios para ofrecérselos a él. Y ya por último nos vinieron a recoger nuestros padres, a los que teníamos ganas de contar lo bien que lo habíamos pasado, y como buenos montañeros queríamos volver a la siguiente para darlo todo, como dice nuestro lema del MÁS, MÁS Y MÁS.
Un Montañero.