El sábado 28 de septiembre fue la primera marcha de montañeras del curso; las montañeras mayores la recibimos con mucha ilusión.
Esta vez subimos a La Bola del mundo, en Navacerrada desde La Barranca. Empezamos en silencio, ofreciendo a la Virgen y a Dios todo el día, nuestros esfuerzos y preocupaciones. Y conforme íbamos subiendo, cantábamos cada vez más alto, ¡que la Virgen nos escuche desde el cielo!
Hicimos breves paradas y, casi sin darnos cuenta, estábamos subiendo el último tramo para llegar a nuestra cima, la Bola del mundo. Ya sentadas y a punto de comenzar el silencio de cumbres, te dabas cuenta de todo el camino recorrido y lo mucho que habíamos echado de menos montañeras. El silencio de cumbres fue algo especial: unas escribían en sus cuadernos, otras contemplaban las vistas, pero todas coincidíamos en el gran regalo que era esa experiencia y en lo afortunadas que éramos por vivirlo en primera persona.
Comimos en un gran círculo 4º de la ESO y 1º Bto todas juntas y después de que Loreto nos divirtiera con unos cuantos chistes y adivinanzas, tuvimos la RxP; la mejor parte de la excursión para mí. Hablamos de lo que es ser montañera, dentro y fuera de la montaña, y cada una se llevó un propósito a casa. A continuación nos juntamos todos, los montañeros chicos, las pequeñas y las medianas, y juntos celebramos la santa misa.
La bajada pasó en un abrir y cerrar de ojos. De repente estábamos todas abajo, preparadas para subir a los autobuses, y mucho más llenas de como habíamos llegado.
Pía Armijo