El Ave María I

Meditación sobre Rosarium Virginis Mariae de San Juan Pablo II

COMPOSICIÓN DE LUGAR

Según el texto que vayamos a meditar (Lc 1,26-38 y Lc 1,39-56). Ver, contemplar a María, en la Anunciación o en la visitación. Detenerse en la humildad de María, en su gratitud y adoración a Dios.

PETICIÓN

María enséñanos a comprender y rezar bien el Ave María.

* Es la oración mariana por excelencia. Algunos creen que rezar el Ave María es oponerse a Cristo y todo lo contrario, el Ave María encuentra su razón de ser en Cristo. Va dirigida como veremos a explicar el misterio de Cristo Redentor del género humano. También hemos de señalar que es una oración evangélica pues encontramos en los evangelios las frases que componen el Ave María. Antes de empezar os recomiendo rezar con calma, enterándote, un Ave María.

** La primera parte del Ave Maria, tomada de las palabras dirigidas a María por el ángel Gabriel y por santa Isabel, es contemplación adorante del misterio que se realiza en la Virgen de Nazaret. “La llena de gracia”, “El Señor es contigo”. Expresan, por así decir, la admiración del cielo y de la tierra ante la obra maravillosa que Dios ha realizado en María. “La llena de gracia”, significa lo que es propio y característico de ella y la distingue de los demás. Dios invadió por entero el ser de María, se le “dio” y se le “autocomunicó” hasta desbordarse como nadie en Ella. 

María “ha hallado gracia ante Dios” (Lc 1,30) y es la elegida por excelencia, por haber sido objeto de la suprema de todas las gracias, que las encierra todas, las gracias de la elección a la MATERNIDAD DIVINA CORREDENTORA. Llena de gracia durante toda su vida, siempre por el privilegio de la maternidad divina. 

Dar vueltas a la humildad de Dios, a su bondad y misericordia.

*** “El Señor está contigo”, nos recuerda cuando Moisés recibió la misión de liberar a su pueblo de Egipto (Ex 3,12) y lo mismo Gedeón de liberar del yugo de los madianitas a su pueblo (Jue 6,12), la fórmula bíblica “El Señor está contigo”, repetida a estos dos personajes, significaba que Dios se volcaba con esta persona para que llevase a cabo exitosamente su misión. Ahora con María, por la Encarnación, Dios mismo vendrá a unirse a Ella para salvar al mundo. En ella todo el amor de Dios Padre, todo el fuego del Espíritu Santo y en Ella toma carne el Verbo. Así María viene a morar en la Trinidad o la Trinidad viene a morar en María. Así entendemos que toda la existencia de María está como arrebatada por Dios, es decir, Dios ha irrumpido en su vida desde la concepción, ha puesto su tienda en Ella, se ha encarnado en Ella y María no hace más que volverse a Dios referir toda su vida a Dios, encontrar en Él su única razón de ser. Está tan unida a Cristo, por ser su Madre, que participa plenamente en la obra de su Hijo. Así está plenamente salvada por Cristo en virtud de la maternidad divina. María es el modelo de la colaboración del hombre a la gracia ofrecida por Dios. 

Pedir a María que nos enamoremos locamente de ella, que no podamos vivir sin Ella y que nos lleve a Dios. ¡Qué nos enseñe a asombrarnos y adorar la sabiduría y majestad de Dios!

¡¡¡A JESÚS POR MARÍA!!!


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