El pasado puente de marzo las montañeras mayores tuvimos la suerte de, en medio de esta situación, disfrutar de la gran y esperada acampada. Además, este año contábamos con un día más de lo habitual, así que íbamos todas con muchas ganas e ilusión.
Salimos el jueves 18 del colegio en autobús y llegamos a la casa de convivencias donde, tras instalarnos en las habitaciones y arriar las banderas, fuimos a cenar. Después de la cena jugamos a preguntas y respuestas mediante relevos; y, al acabar, nos fuimos a dormir para prepararnos para el gran día de excursión. El viernes nos levantamos pronto y después de hacer el ofrecimiento del día tomando como ejemplo a San José, pues era su fiesta, nos pusimos en marcha.

Empezamos caminando en silencio para poner el día a los pies de María y fuimos subiendo la montaña.
Disfrutamos de un precioso paisaje helado y entre canciones llegamos a la cima. Al llegar arriba, cantamos el himno a todo pulmón y tuvimos nuestro silencio de cumbres en el que contemplando la Creación aprendemos a descubrir a Dios.
Como el tiempo no acompañaba y la temperatura empezó a bajar regresamos al albergue para comer nuestro picnic y entrar en calor.
Por la tarde tuvimos ensayo de cantos y la celebración de la Misa en la capilla. Después de cenar pudimos disfrutar de una divertida velada que llevábamos ensayando todo el día y que, sin duda, nos hizo sacar nuestro lado más creativo.
El sábado nos levantamos con muchas ganas de coger el nuevo día. Nada más despertarnos tuvimos gimnasia, donde reímos y bailamos al son de la música para despertarnos bien. Después izamos las banderas e hicimos el ofrecimiento de obras, también fijándonos en San José pero desde la mirada de la Virgen. Por la mañana tuvimos un rato para prepararnos las RxP y las formaciones. A media mañana tuvimos la ansiada la liga deportiva, donde todas sacamos nuestro espíritu más deportista y competitivo para disfrutar todas juntas y hacer ganar a nuestros respectivos equipos. Y para terminar la mañana, celebramos todas juntas la Eucaristía.
Por la tarde rezamos el rosario; luego tuvimos un taller precioso: un llavero con el emblema de montañeras o una imagen de la Virgen; y turnos de vela por patrullas. Esa noche jugamos al juego de hundir la flota, disfrutando en patrullas y todas juntas.
Antes de irnos a dormir tuvimos la vela de pañoletas, primero todas juntas y luego, durante la noche, cada patrulla hacía un turno para rezar, para dar gracias por esa acampada y para encomendar a las nuevas pañoletas. Es un momento muy especial para todas.
El domingo, después de acompañar por turnos a Jesús durante toda la noche, tuvimos la Misa según nos levantamos, poniendo el día en manos del Señor y la Virgen. Tras la Misa, izamos las banderas e hicimos el ofrecimiento de obras, esta vez nos fijamos en la relación de San José con el niño Jesús. Por la mañana tuvimos el gran juego, que habían preparado algunas niñas, fue un momento de mucha diversión y de unirnos en patrulla. Antes de comer tuvimos las RxP y las formaciones que tanto necesitamos y nos ayudan.
Después de comer fue la entrega de insignias y pañoletas en el arriado final, un momento muy especial y solemne para todas nosotras. Formamos todas juntas, sabiendo que se acaba la acampada pero también teniendo muy presente que somos montañeras SIEMPRE y en TODO LUGAR. Antes de subir al bus jugamos al furor por patrullas; y, luego, nos fuimos a casa.
¡Llegamos a Madrid muy agradecidas por los días de acampada que habíamos vivido, con fuerzas para acabar bien el curso y con unas ganas enormes de volver a vernos en el campamento!
María de Gregorio y Loreto López-Vargas






